Numero 37 Registrazione al tribunale di Roma N° 3/2004 del 14/01/2004

El negocio del dinero

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Por Samuel Jiménez Moraga

 

A los bancos y financieras le va bien, las ganancias son parte de su normalidad y si algo no funciona, el Estado y sus instituciones, no tardan en formular planes de rescate.
Los intereses, la relación evidente con las empresas de cobranza, que forman parte de su propiedad, han sido a lo más observadas por gobiernos y parlamentarios, pero existe un tipo de interés, al parecer invisible, que impide legislar para establecer normas de regulación que beneficien a los clientes, que aseguren una ganancia justa, definida con claridad y que impida que sigan haciendo “utilidades” rentabilizando la necesidad de las personas.
ttLa palabra indiferencia ha reemplazado a la tolerancia y la libertad, la deuda de las personas y de las pequeñas empresas comprometen varios meses y hasta años de sus ingresos, terminan viviendo y trabajando para pagar. En Chile, “la indiferencia es total”,se estableció la Unidad de Fomenta como una formula para incentivar y proteger el valor de los ahorros, hoy se usa como una moneda para pagar, al mismo tiempo que a los que trabajan se les cancela en pesos.En años de elecciones el tema de la Unidad de Fomento se hace parte de las campañas,pero independientemente de quién triunfe, la UF sigue siendo el arma monetaria para cobrar, hacer ganancia y crear serias dificultades para cumplir con los compromisos adquiridos.
A los intereses, costos de los créditos, honorarios de abogados de la banca, que siendo funcionarios de los bancos, son los “clientes” los que tienen que cancelar por estudios de documentos que han sido evidentemente efectuados por profesionales calificados y habilitados para ello, por lo que bastaría simplemente establecer si las escrituras, por ejemplo, se encuentran vigentes.Todos saben que es así, pero nadie hace nada a favor de las personas y empresas.Es la suma de necesidades y fomento del consumismo.
La otra parte del negocio es la cobranza, para ello sirven los costos para obtener crédito y los intereses, que siendo altos, hacen posible pasar por la “empresa de cobranza”.
Aunque sea el cliente quién hace la cancelación,sin necesidad de que exista un “trabajo de cobranza”, a lo más un molesto llamado telefónico para recordar la fecha de pago, se establece un monto por mora y otro por gastos de cobranza que efectivamente no tiene más complejidad que la información que proporciona el sistema de control computacional.
Senadores, diputados, los mismos que nos pedirán nuevamente nuestros votos para “sacrificarse representándonos”, saben, ven, conocen el funcionamiento del “sistema financiero y de cobranza” y no hacen nada por establecer una norma justa.
Funcionan bancos y financieras sin riesgo, con protección del Estado y de los legisladores; es claramente un “negocio seguro”.
Pensar en una responsabilidad social de bancos y financieras, como por ejemplo, otorgar créditos bien informados y para objetivos conocidos, que permita, como en toda otra actividad aceptar la existencia del riesgo como parte del negocio y establecer que un crédito mal otorgados, es responsabilidad de quién lo otorga y no de quién lo recibe; eso ciertamente dejaría en igualdad de condiciones el negocio del dinero.

 

 

Samuel Jiménez Moraga: Soy un Consultor. Mi trabajo principal es Asesor de Empresas La Discusión de la Universidad de Concepción. Pienso que basta con decir Consultor, lo otro es muy largo. Tengo estudios de sociología en la Universidad de Concepción Soy Asesor y Consultor de Empresas La Discusión, Consultor del Consorcio Agrícola del Sur, Consultor de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, Columnista del diario La Discusión Escritor: tengo dos publicaciones registradas: Prologo y "De frente y Perfil".